En la práctica clínica, rara vez existe algún trastorno que
no se halle afectado por
estados de ansiedad
¿La cuestión es? Dónde se encuentra la línea que diferencia, entre
un estado (momento determinado) y un trastorno de ansiedad (dicho estado
mantenido en el tiempo).
¿Hoy por hoy quién no ha sufrido de ansiedad?
Las personas necesitan conocer más información sobre
ello. Es decir, desde cuando la ansiedad puede comenzar a ser patológica. Entonces! ¿Qué se puede hacer para no
llegar a esos extremos? y si ¿Es posible controlarla sin tener que tomar
medicación?
Bien, la ansiedad se pude contemplar como algo natural
que forma parte de la vida, desde lo biológico, prepara al sujeto al ambiente
donde se encuentra como supervivencia. ¿Pero qué sucede cuando se instaura
durante un espacio de tiempo prolongado? las consecuencias suelen ser nefastas
e incluso a veces irreversibles. Es decir, puede lesionar las células
nerviosas, debilitándolas y haciendo que el sistema inmunitario deje de estar
equilibrado, perjudicando y afectando a los órganos del cuerpo más vulnerable
de la persona.
La ansiedad estado, suele darse en
circunstancias cotidianas que la mayoría de las veces pasa desapercibido y que
sólo cuando la persona es consciente del daño producido, solicita ayuda para
solucionar el problema.
Cuando la ansiedad se mantiene en el tiempo, se
generaliza y los temores se vuelven más acusados provocando miedos,
angustia, pánico, diferentes tipos de fobias, que si no se abordan adecuadamente,
acaban como trastornos. Un ejemplo, donde se observa con mucha
claridad, es en el trastorno de Hiperactividad, en estos casos, los niños no son
capaces de controlar el exceso de energía, y que acaba produciendo una ansiedad
incontrolada (impulsividad). Así, como otros trastornos infantiles: del comportamiento; aprendizaje;
comunicación; de desarrollo (autistas, asperger), etc.
Se podría decir, que la ansiedad afecta a unas
personas más que a otras y ya desde la infancia, el carácter y la personalidad va influir en su desarrollo. Por tanto, reflejar la importancia,
que desde bien pequeños, es posible manejar la ansiedad de forma natural.
Al pasar consulta, me he encontrado con mamas embarazadas con gran ansiedad y en esta circunstancias, no era conveniente la medicación por los efectos secundarios que podía afectar al feto. En otras ocasiones con padres ansiosos y que estos no eran conscientes de lo que podían estar afectando a sus hijos. Incluso, les
generaba incertidumbre del por qué les sucedía.
También, me han surgido casos, donde llevaban pautada bastante medicación durante largo periodo de tiempo y que continuaban con el problema. Ante situaciones concretas,
es posible plantear un plan de acción (por ejemplo: sesiones de relajación) donde las personas puedan manejar la ansiedad hasta controlarla. Adquiriendo una mejora de bienestar en sus vidas.
Existen claves para reducir la ansiedad, siendo algunas de ellas: Dormir bien; hacer ejercicio; adecuada alimentación; evitar excitantes; organizarse el tiempo, priorizar; solucionar problemas, tomar decisiones; fomentar relaciones sociales; aprender a poner límites; superar los miedos y dejarse ayudar (amigo, familiares, médicos). Y si todo lo anterior no funciona, se puede realizar algun taller de relajación (psicólogos).
Dichos talleres, son actividades que se puede realizar tanto a nivel individual como grupal, siendo económicas, efectivas y con excelentes resultados.
Para más información sobre dichos talleres, contactar.
Ama y Vive
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