Si
echamos un vistazo a quienes nos rodean, no es difícil darnos cuenta de que la
mayoría es “esclavo” de sus problemas. Parece
que el ser humano se está convirtiendo en un adicto a la infelicidad.
La asume y acepta como algo habitual y hasta
lógico. Es una mala costumbre del inconsciente, que hace pensar que siendo
felices y sin sufrir no llegaremos a nuestros objetivos.
Hasta se sienten bien siendo infelices, aunque
pasen mucho tiempo diciendo lo desdichados que son. Unos, cuando se sienten mal
intentan mejorar y otros siguen escarbando en la herida y no hacen nada por
resolver el problema o hasta inventan adversidades donde no las hay. Esa es la
diferencia entre la adicción y la no adicción a la infelicidad. Tenemos malos
momentos, momentos infelices, pero un adicto a la infelicidad permanece en
ellos.
Esto
ocurre por diversos motivos, a los que debemos prestar atención:
.
“Falta de autoestima/inseguridad” (pensar que no merecemos
ser felices, boicotearnos, castigarnos por algún motivo).
.-
“Educación” (disciplinas no realistas impuestas desde la
niñez que nos pueden asumir la infelicidad como algo normal…).
.- La “Zona de confort como resistencia al cambio”,
a pesar de haber pasado por experiencias negativas/traumáticas.
.- La “infelicidad
crónica” puede aparecer cuando debajo hay un trastorno psicológico, como
depresión o ansiedad.
Es cierto que todos podemos pasar situaciones traumáticas
y dolorosas en nuestra vida, y conoceremos a gente que son infelices a
consecuencia de ello, pero esto no es excusa para no ver el lado bueno de la
vida, aunque no lo encontremos a la primera de cambio.
No te rindas, y procura evitar decir, o pensar, o sentir,… NO SOY
FELIZ.
"Porque puede cambiar tu vida"